El abeto
Había una vez un abeto en el bosque que se sentía muy desgraciado. El motivo de su pena era que él sentía que todos los arboles que tenía alrededor eran altos y tenían unas hermosas hojas verdes y él solo tenía espinas. En sus lamentos repetía “Todos mis amigos tienen hermosas hojas verdes y yo que solo tengo espinas… Mi sueño sería tener hojas doradas.”
A la mañana siguiente cuando despertó, su sueño se había cumplido, estaba cubierto de oro. Los demás árboles lo observaban ensimismados y comentaban tal milagro. Un ladrón que pasaba por allí escuchó la conversación de los árboles y decidió robar el oro, cuando cayera la noche y así hizo.
Al despertarse el abeto y encontrarse sin hojas volvieron los tristes lamentos. Él quería tener hojas de cristal por el brillo que desprendían. Su deseo volvió a hacerse realidad al día siguiente y amaneció con hojas de cristal. Todo el mundo comentaba la maravilla en el bosque. Sin embargo, al caer la noche hubo tormenta y el fuerte viento rompió las hojas de cristal del abeto. Éste se sintió tremendamente triste al ver lo que había pasado y con mucha pena, pidió querer tener hojas verdes y frescas y una vez más su deseo se cumplió.
Una mañana, una cabra salió a pastar con sus cabritos y al ver un árbol con tan apetitosas hojas, decidió que le darían bocado. Las cabrillas devoraron todas las hojas del pequeño abeto y lo dejaron desnudo. Al verse, el pequeño árbol se lamentó y quiso recuperar las hojas de espinas que tenía antiguamente. Cuando despertó a la semana siguiente, las había recuperado y nunca más se quejó.
Leer otro cuento