Moralejas de cuentos para niños

Descubre enriquecedoras moralejas de cuentos cortos

La confianza

La zorra y las uvas

La gallina de los huevos de oro

El león y el ratón

El rey que odiaba las batallas

La confianza

La confianza

Un buen día de verano, estaban tres buenos amigos que estaban siempre juntos conversando mientras paseaban. Uno de ellos planteó qué pasaría en el futuro cuando sus caminos se separasen. Los otros dos se miraron y quedaron pensativos reflexionando a cerca de donde irían. Uno de ellos dijo en alto: “Seremos el agua, el fuego y la confianza”.

Tras unos instantes, el agua comentó: "A mi si algún día nuestros caminos se separan y queréis encontrarme, buscarme en algún lugar muy húmedo, por ejemplo un río o un prado." Los amigos asintieron con la cabeza.

Entonces prosiguió el fuego: "Chicos si algún día nos separamos y queréis hallarme, buscarme en lugares calurosos y secos." Los otros dos colegas se miraron y se sonrieron con complicidad. 

Finalmente la confianza habló: “Pues si algún día nos separamos, no me busquéis, porque jamás volveréis a encontrarme”.

Moraleja: No defraudéis a la gente que amáis, porque la confianza nunca se recupera del todo. Se necesitan mucho tiempo para construirla y tan solos unos segundos para perderla. 

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La zorra y las uvas

La zorra y las uvas

Había una vez en el bosque una zorra que era vegetariana. Un buen día cuando salió a buscar algo para saciar su hambre, encontró a su paso una vid con unas uvas muy apetitosas y quiso hacerse con ellas. Intentó acceder a ellas dando saltos pero estaban lo suficientemente altas para que la zorra no pudiera alcanzarlas. Después de un rato y varios intentos la zorra para conformarse a sí mismo las miró por última vez y se dijo “Mejor lo dejaré, ya buscaré otra cosa mejor, porque están aún verdes”.

Cerca de donde se encontraba la zorra había un cuervo que la observaba atentamente a la vez que miraba las uvas. Entonces el cuervo comentó: “Es normal que las uvas estén verdes, porque son uvas verdes”. La zorra no respondió al comentario quizás por orgullo o quizás porque no lo oyó, pero es muy probable que sea porque las zorras y los cuervos no pueden conversar.

Moraleja: la zorra no tiene don de lenguas para conversar pero si puede ser daltónica.

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La gallina de los huevos de oro

La gallina de los huevos de oro

Había una vez un pobre labrador que vivía en el campo. Tan solo subsistía con la ayuda de una vaca a la que ordeñaba para alimentarse de leche y con otras frutas y verduras, que se encontraba por el campo. Un buen día, mientras trabajaba y se lamentaba de su mala suerte, un duendecillo le dijo: “Buen caballero, he visto la situación tan precaria en que vives y quiero ayudarte a cambiar tu suerte. Te regalo esta gallina, que es tan maravillosa, que todos los días te pondrá un huevo de oro”.

El hombre, estupefacto y sin ser muy consciente de lo que había pasado, cogió la gallina y se la llevó a su corral, mientras el duende desaparecía.

A la mañana siguiente, el labrador acudió a ver a la gallina y se sorprendió cuando encontró un huevo de oro. Lo cogió, lo guardó a buen recaudo en una cestita y se dirigió a la ciudad con intención de venderlo. Allí lo puso en venta por un precio razonable y volvió a casa.

Al día siguiente regresó al corral para ver a la gallina y encontró otro huevo de oro y se alegro mucho. "Ya no existirán más días de penurias" pensaba el labrador. Cada día se levantaba temprano recogía el huevo de oro y lo vendía en el pueblo.

Se estaba haciendo el hombre más rico de la comarca, cuando un buen día pensó: “¿Por qué esperar todos los días a que la gallina ponga un huevo? Si la mato conseguiré toda la riqueza de golpe.” Y así procedió, la mató y la abrió y no encontró nada, solo vísceras y tripas, era una gallina igual que las demás y se quedó sin la gallina y sin la fortuna.

Moraleja: La avaricia rompe el saco, así que mejor preocúpate de conseguir lo que quieres mediante el trabajo duro, el esfuerzo y a su debido tiempo. 

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El león y el ratón

El león y el ratón

Erase una vez un león que dormía plácidamente cuando un pequeño ratoncito se le subió encima y comenzó a jugar con su rabo. El león, al notar algo que le hacía cosquillas, se despertó sobresaltado y cogió al ratón con sus garras con intención de darle bocado.

Antes de ser devorado por el león el ratón suplicó por su vida: “Señor León, usted que es el Rey de la Selva y es respetado por todos los animales del bosque, por favor apiádese de este pobre ratón y no me coma. No le serviré ni para un bocado apetitoso. Yo le prometo que no volveré a molestarle y si algún día necesitase mi ayuda, le serviré con gusto, pues quedaré en deuda con usted”.  

“¿Servirme tú a mí con lo pequeño que eres?” Le respondió el león. “No sé en qué podrías ayudarme pero me has hecho reír tanto que te perdonaré la vida y te dejaré marchar” continuó el león.

Un buen día, años más tarde el león se vio inmerso en una situación desagradable para él; cayó en una trampa que había sido preparada por unos cazadores furtivos y se encontraba atrapado en una red y lleno de ira rugía sin parar. Quiso la casualidad, que el pequeño ratón anduviera por la zona y acudiera en su auxilio al oír los rugidos de pena y socorro.

Al ver al león tan indefenso, el pequeño ratón recordó como le había perdonado la vida años atrás y aún arriesgándose a ser atrapado por él de nuevo, decidió prestarle su ayuda. El ratoncito fue rompiendo la soga con sus dientes, hasta que consiguió liberar al león de la trampa. El león se salvó de ser cazado y le agradeció enormemente que le hubiera salvado la vida. Ambos se hicieron muy amigos y vivieron felices.

Moraleja: No hay que menospreciar a nadie porque todos podemos necesitar en algún momento hasta la ayuda del más débil y pequeño de los seres. 

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El rey que odiaba las batallas

El rey que odiaba las batallas

Erase una vez un Rey que gobernaba en Escocia y odiaba la violencia. No le gustaban los tiempos de guerra ni practicar deportes que hicieran daño al medio ambiente como la tala de árboles, muy popular entre la nobleza.

El rey prefería permanecer en el interior de su castillo y dedicar su tiempo libre a dar paseos por sus jardines o a leer junto a la chimenea. Por el contrario, la reina se ahogaba dentro del castillo, bordar le parecía un aburrimiento y necesitaba salir a menudo para respirar el aire puro del campo.

Cuando el matrimonio hablaba de una posible batalla, la cara del Rey se descomponía preso del miedo. Sin embargo, la reina sentía una emoción y deseo desmedido por participar en una contienda.

Un buen día, los soldados pidieron a su majestad el Rey que los dirigiera en un combate para acabar con los problemas de una parte del reino y el Rey se puso muy nervioso. En la intimidad de la alcoba, el Rey reconoció a la Reina que se sentía muy mal por tener que acudir a la llamada de los soldados. La reina, preocupada por su esposo, le propuso ir ella al campo de batalla, en lugar de él y así procedieron. Lo prepararon de tal forma que nadie se enteró.

La reina pidió al rey que se encerrara en sus aposentos sin salir en todo el día, ni abriera la puerta, ni hablara con nadie. A continuación, la reina se puso la falda y el casco de Rey y ocultando su cara y simulando una voz ronca, ordenó al servicio que le llevaran a la reina té y pastas, pero que las dejaran en la puerta de entrada al dormitorio. Posteriormente, se fue al campo de batalla a dirigir a los soldados.

La reina ganó la contienda y regresó a palacio a contarle a su esposo la victoria. Mientras tanto, el Rey se había dedicado a deshacer y rehacer un bordado que la reina había comenzado de forma liosa. Al día siguiente, cientos de soldados se dirigieron al palacio a honrar a su rey por la victoria sin saber que el merito era de su reina.

Sus majestades tuvieron cinco príncipes y cinco princesas y siempre que había una batalla, la reina se vestía de rey y se iba al campo de batalla. Así vivieron felices. Nadie, ni siquiera sus hijos, se enteraron nunca de que la reina no sabía dar una puntada y que el Rey nunca pisó el campo de batalla.

Moraleja: Nadie tiene por qué cumplir con las expectativas marcadas por los demás si no siente que quiere hacerlo. 

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Cuentos con moralejas para reflexionar

Aprende importantes enseñanzas en los cuentos con moraleja

¿Eres de mente inquieta? ¿Te gusta saber cosas nuevas? ¿Has descubierto ya los beneficios que te puede aportar leer a diario? Los cuentos con moraleja te pueden abrir la mente un montón y presentarte un sinfín de posibilidades cognitivas. No dejes pasar la oportunidad y descúbrelos ahora.

Con la lectura se puede aprender un montón de cosas; desde curiosidades, nuevo vocabulario, enseñanzas positivas, etc. Pero no solo la lectura favorece el aprendizaje, si no, que también, estimula actividades como la memoria, fortalece la capacidad de concentración, fomenta la creatividad y la imaginación de los más pequeños, entre otros múltiples beneficios que podrás ir descubriendo por ti mismo a medida que te vayas aficionando a ella.  

Para crearte el gusanillo y despertarte el interés por leer tan solo tienes que empezar. Puedes coger un cuento en papel o disfrutar con una serie de simpáticos cuentos que ponemos a tu disposición en esta

Moralejas de cuentos para niños
web y que encierran importantes enseñanzas que te servirán para tu vida.

No hemos querido seleccionar cuentos de larga extensión para que no te pierdas en un mar de textos y sepas leer con detenimiento la historia y concentrarte e identificar la moraleja del cuento. La moraleja no es más que enseñanza que encierra el cuento que debes reflexionar con posterioridad. Son premisas y valores que debemos adoptar en nuestra vida para que nos vayan bien las cosas.

Estos cuentos son ideales para disfrutar con los niños pequeños por su extensión como ya hemos comentado, no producirán cansancio ni fatiga durante la lectura y con ellos se inculcan valores positivos desde una edad bien temprana.

Descubre a continuación divertidas historias de simpáticos personajes recogidas en los cuentos con moraleja. Decide por cual vas a empezar en base a tu intuición.  Seguro que te apasionan todas las historias porque son muy diferentes entre si y muy entretenidas.

¿Ya has descubierto todos los cuentos de esta sección? Si los cuentos con moraleja te han sabido a poco, puedes descubrir otras simpáticas categorías que tenemos para ti como la de cuentos para dormir que te preparara para tener sueños bonitos o la sección de cuentos populares que te darán culturilla ante tus amigos y familiares. Si específicamente estás interesado en leer algún cuento, ¿por qué no pruebas el cuento de Pinocho o el del Gato con Botas? Estos también encierran bellas enseñanzas que merece la pena descubrir y aprender. ¡Venga! ¡Anímate y continua divirtiéndote a la vez que aprendes!

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