La ondina del estanque
Había una vez un molinero que hizo fortuna con su molino. Pero como lo que viene se va, el molinero iba año a año perdiendo su fortuna hasta quedarse otra vez pobre. Un día se encontró en el estanque a una joven flotando sobre el que le prometió que sus riquezas volverían a cambio de que le diera lo que acaba de nacer en la casa.
El hombre acepto sin reparo pensando que lo que habría nacido en la casa sería algún perro o gato. La ninfa despareció dentro del estanque y el molinero volvió a la casa muy alegre y consolado cuando en ese momento salió la criada de la casa anunciando al hombre que su mujer había dado a luz un niño.
El molinero que herido por la noticia, ya que se sintió engañado por la ninfa que sabía lo que pasaba.
Se acercó a su mujer que notó su cara triste y el molinero le contó lo ocurrido en el estanque y la promesa que le había hecho la ninfa.
Pasó el tiempo y las riquezas crecieron de nuevo, a la vez que su hijo al que el molinero le había prohibido acercarse al estanque diciéndole que si se aproximaba, del agua saldría una mano y lo arrastraría al fondo para siempre.
Los años siguieron pasando y el niño creció convirtiéndose en un bello muchacho, el cual se fue a vivir con una joven a una casa que les regaló un cazador para el que trabajaba.
Un día mientras corría por el bosque tras la caza de un corzo, después de cazarlo se acercó al estanque a lavarse las mano y en ese momento, la ninfa salió del estanque arrastrándolo hacia el fondo.
Llegó la noche y su esposa preocupada salió a buscarlo por el estanque ya que ella sabía la historia. En su búsqueda, encontró la escopeta de su marido en la orilla. Miró y miró por todas partes sin descanso hasta caer desfallecida y comenzó a soñar.
Mientras estaba adormecida, soñaba que subía por una montaña rocosa y llena de espinas hasta su cima donde había un verde prado con una cabaña a lo lejos. Se acercó a ella y abrió la puerta. En su interior había una anciana de cabellos blancos, la anciana le hizo una seña pero en ese preciso instante se despertó.
Así que buscó la montaña y la anciana del sueño y la encontró. La anciana le entregó un peine de oro y le dijo que en la próxima luna llena se peinara su cabello en la orilla del estanque.
Así obró la muchacha y cuando siguió las instrucciones de la anciana. El agua comenzó a agitarse desde el fondo y fue apareciendo su marido que asomaba la cabeza, con un rostro triste. En ese momento una ola se el peine al estanque y su marido volvió a desaparecer.
La esposa volvió a la anciana a contarle lo sucedido y esta vez la anciana le hizo entrega de una flauta. Le dijo que en la siguiente luna llena la tocara en la orilla del estanque. Y así hizo la mujer.
Otra vez ocurrió lo mismo, solo que esta vez el marido apareció hasta la mitad de su cuerpo. Extendió sus brazos hacia ella, pero de nuevo una ola se llevó la flauta y al marido al fondo del estanque.
La mujer volvió a la anciana que le entregó una rueca de oro y le dijo que en la siguiente luna llena hilara en la orilla hasta llenar el uso.
La esposa siguió las indicaciones y llegado el momento se agito el fondo con más violencia que nunca, vino una ola y se llevo la rueca. Enseguida subió a la superficie el cuerpo completo del cazador que salió de un salto a la orilla y escaparon corriendo.
La corriente los separó y estuvieron años separados hasta que volvieron a encontrarse y vivieron muy felices fuera del alcance la malvada ninfa.
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