Había una vez un comerciante, que en uno de sus viajes de negocios, decidió hacer un regalo a su hija que se llamaba Bella. Iba a buscarle la rosa más bonita que encontrase.
De repente, le sorprendió una tormenta en el camino y se refugió en un castillo que se encontró. Llamó a la puerta que estaba entreabierta, pero al ver que nadie le recibía, se decidió entrar.
Entró en un comedor, que estaba lleno de manjares exquisitos y como tenía tanta hambre, se dispuso a cenar. Luego encontró una cama y quedó dormido profundamente.
A la mañana siguiente, al despertar, se encontró con una bandeja con una cafetera caliente y fruta. Desayunó antes de partir y buscó por el castillo a quién le había dado cobijo para agradecerle su hospitalidad, pero no encontró a nadie.
Salió al jardín donde había dejado a su caballo la noche anterior y ante él vio un hermoso rosal. Entonces se acordó del regalo que quería hacerle a su hermosa hija Bella, y se inclinó para cortar una rosa. En ese momento, apareció una horrible bestia muy bien vestida y con una estruendosa voz.
El comerciante muy asustado y temblando se arrodilló ante él.
El comerciante regresó a su casa llorando. Al contarle a Bella lo ocurrido, su hija le dijo que no se preocupara que ella iría al castillo, tal y como quería la bestia.
Cuando Bella llegó al castillo, la Bestia la acogió muy amablemente aunque su aspecto era feo y horroroso.Con el paso del tiempo Bella comenzó a verlo de otra forma más bondadosa ya que la Bestia era muy gentil con ella. Su amistad cada día era más fuerte, hasta que un día la Bestia le pidió a Bella que se casara con él. Bella no sabía que decir y la Bestia comprendía que Bella no quiera casarse con él, puesto que era muy feo y horrible.
De repente, un día la Bestia le regaló a Bella un espejo mágico. Tenía el poder de ver a los seres queridos que vivían lejos y Bella podía contemplar a su padre a través del espejo.
Un tiempo después, la Bestia vio a Bella llorando delante del espejo y le preguntó qué le ocurría. La pobre muchacha le contó que a través del espejo había visto que su padre estaba gravemente enfermo.
La Bestia entonces sintió mucha pena por Bella y la dejó marchar para encontrarse con su padre, con la condición de que tenía que estar de vuelta en siete días.
Bella agradeció mucho el gesto de la Bestia y partió en busca de su padre. Lo cuidó con mucho cariño y éste se recuperó, pero la joven muchacha se olvidó de la condición de los siete días impuesta por la Bestia.
Una noche, Bella se despertó sobresaltada por una pesadilla donde soñó que la Bestia se estaba muriendo. Entonces la muchacha partió inmediatamente al castillo porque le tenía mucho cariño a la Bestia.
Cuando llegó, su sueño era real, la Bestia se estaba muriendo.
Al momento de decir esto, de la Bestia salió una luz tan intensa que Bella no podía abrir los ojos y la Bestia se convirtió en un hermoso joven.
El joven no era más que un príncipe que había sido transformado en una bestia por una bruja y sólo el amor puro de una joven que aceptara casarse con él podría deshacer el hechizo.
Se celebró la boda y desde ese día, el príncipe ordenó quitar todas las flores del jardín y las sustituyó por rosales.