Los tres cerditos

Cuento de los Tres Cerditos

Cuentos tradicionales

Erase una vez tres lindos cerditos que vivían en el bosque y siempre estaban felices y contentos. Les encantaba estar juntos y se protegían y se ayudaban mutuamente, pues estaban unidos por lazos de sangre; eran hermanos.

Cerca de donde vivían, rondaba un lobo malo con especial interés en darles bocado. El hermano mayor de los cerditos, consciente del peligro del lobo, tomó la decisión y convenció a sus hermanos para que cada uno se construyera una casa para protegerse si el lobo malo se acercaba. Los tres cerditos se pusieron manos a la obra.

El más pequeño de los cerditos, que era un poco revoltoso, se construyó la casa de paja para acabar cuanto antes y poderse ir a jugar. El hermano mediano decidió hacerse la casita de madera y cuando vio a su hermano pequeño divirtiéndose, se apresuró en acabarla rápidamente para incorporarse al juego. El hermano mayor, más maduro y responsable, decidió que el ladrillo era el material más fuerte y trabajó duro durante días para conseguir construir una casa robusta y segura donde sentirse protegido.

El cerdito mayor les decía “Habéis trabajado poco. El lobo derribará vuestras casas”. Los dos cerditos cantaban “¿Quién teme al

Los tres cerditos
lobo?”

Un buen día, mientras los cerditos jugaban y se divertían, apareció el lobo y se acercó al cerdito menor. El pequeño al verlo se asustó y se fue corriendo para protegerse en su casita de paja. El lobo lo persiguió y al llegar a la casa empezó a soplar y soplar hasta que la derrumbó, dejando desprotegido al cerdito que acudió a pedir ayuda a casa de su hermano mediano.

El lobo lo persiguió por el bosque hasta dar con la casa de madera del cerdito mediano donde estaban refugiados los dos hermanos. El lobo comenzó a soplar y soplar hasta que consiguió también derrumbar la casa de madera. Los dos cerditos salieron corriendo siendo perseguidos por el lobo muy de cerca y se dirigieron a pedir auxilio a casa de su hermano mayor.

Cuando llegaron a la casa de ladrillos del cerdito mayor llamaron a la puerta y entraron rápidamente contándole a su hermano lo ocurrido y resguardándose del lobo feroz.

El lobo malo, al llegar a la vivienda del hermano mayor, empezó a estudiar la forma de entrar y rodeó la casa varias veces. Tras soplar y soplar sin éxito porque el ladrillo era muy duro y la casa aguantaba estable, se le ocurrió que la única forma de entrar sería por el tejado. El lobo consiguió trepar hasta el tejado con la intención de entrar por la chimenea.

Al cerdito mayor se le ocurrió la idea de poner en el fuego de la chimenea una olla con agua y cuando el lobo feroz consiguió descender por la chimenea, cayó sobre el agua hirviendo y se quemó el rabo. Del terrible dolor, el lobo feroz huyó dando tremendos aullidos que se escucharon por todo el bosque.

Los dos cerditos agradecieron a su hermano mayor que los salvara del lobo y aprendieron la lección. Antes del juego está la responsabilidad y el trabajo duro. El lobo nunca más volvió a molestarlos y los tres cerditos vivieron felices y juntos, siempre juntos.

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